Los consumidores pagan algunos productos básicos entre tres y cinco veces más caros que el que cobran los campesinos
A diferencia del IPC, que muestra un índice de precios y las variaciones respecto a periodos anteriores, los datos de Acción Climática analizados por la Agencia muestran el precio medio real que pagan los consumidores por los productos. Y el aumento del coste en algunos casos es más sustancial en los últimos dos años que en la última década.
La leche, que en la media mensual de 2015 costaba 0,74 euros el kilo —una unidad de medida que prácticamente equivale a un litro en la leche—, valía 0,72 euros en 2021. El año pasado ascendió a 0,87 euros y, en la media de los primeros cinco meses de este año, ya ha llegado a 1,01 euros el kilo y ha superado la barrera del euro por primera vez.
El aceite de oliva, el producto que más se ha disparado
Otro ejemplo paradigmático es el aceite de oliva, teniendo en cuenta los tipos virgen y refinado. El precio por kilo era de 3,40 euros en 2015 y, tras unos altos y bajos, se mantenía en el mismo precio en 2021. Desde entonces, sin embargo, también se ha ido trepando, hasta los 5,30 euros el kilo en la media de los primeros cinco meses de 2023. La previsión es que continúe al alza, ya que el precio ya era de 5,62 euros en el mes de mayo.
El gasto en aceite de oliva cada mes ha pasado de 2,43 euros por persona hace dos años a 3,10 euros este año, pese, también, el descenso en el consumo.
El kilo del tomate, de media, ha pasado de 2,01 euros en 2021 a los 2,64 euros en Cataluña este año. En la misma tónica, el de las mandarinas ha dado un salto de 1,78 euros a 2,28 en el mismo periodo. El arroz se mantuvo por debajo del euro el kilo hasta 2018, pero saltó hasta los 1,56 euros en la media mensual de 2023. Los huevos también son más caros que nunca, con un precio medio de 3,33 euros el kilo este año, casi un euro más que en el año 2020.
La dinámica es la misma en el precio de las manzanas, que cuestan de media 1,77 euros por kilo, un aumento más suave, del 10 %. La judía tierna, con un incremento similar, se sitúa en los 4,24 euros el kilo, y el pollo toca techo con un precio de 5,73 euros el kilo, un 19 % más que hace dos años.
Entre tres y cinco veces más caro que el precio percibido por el campesino
Los precios percibidos por los campesinos catalanes son sensiblemente inferiores en varios casos a lo que acaba pagando el consumidor final. Uno de los ejemplos más dispares es el del kilo de mandarinas, a 0,48 euros recibidos por el campesino pero 2,28 euros pagados por el consumidor, casi cinco veces más.
En el caso del pollo de granja vivo, el precio de 1,36 euros que recibe el ganadero pasa a ser de 5,73 euros en la carnicería, cuatro veces más.
Los campesinos reciben 0,47 euros por kilo de arroz, pero el consumidor paga 1,56. En cuanto a los tomates, el productor lo cobra a 0,87 euros y el cliente final paga 2,64; también en la manzana el precio pasa de 0,59 euros a 1,77 euros.
En cambio, según los mismos datos, la diferencia en el aceite de oliva es mucho más baja, con un rango de precios entre los 4 y los 5,50 euros para el productor dependiendo del tipo y un coste de 5,30 en los estantes de los supermercados.
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