Escondidos en Extremadura hay muchos rincones secretos que no se entiende cómo pueden estar tan infravalorados. Uno de ellos es este del que poca gente ha oído hablar en el resto de España pero que, sin embargo, es espectacular. Tanto que, cuando la gente lo visita, es frecuente la sensación de tener delante un paisaje que podría pertenecer a Islandia o a las Islas Feroe de Dinamarca.
Se trata del cerro Masatrigo, en la provincia de Badajoz. Un capricho geológico que emerge de las aguas del embalse de La Serena como Monumento Natural de Extremadura. Aunque, desde lejos, parece un montón de trigo, esta montaña de 176 metros de altura tiene una forma cónica es casi perfecta. Además, las vistas desde su cima son espectaculares.
Situado en el término municipal de Esparragosa de Lares, en la comarca de La Siberia, tras la construcción del embalse de La Serena, que es el más grande de España y el tercero de Europa, este cerro se convirtió en una isla en medio de las aguas del Zújar.
Aunque este siempre ha sido un lugar especial. Incluso mucho antes de que existieran los coches. Los Templarios, que construyeron una fortaleza elevada cerca llamaban a este cerro "la montaña mágica". Por supuesto, desde su cima a 528 metros sobre el nivel del mar hay unas vistas espectaculares. No solo del embalse, también de las comarcas que rodean la zona.
Al punto más alto de la montaña se llega atravesando el Sendero Botánico de Masatrigo que tiene una longitud de unos seis kilómetro, incluyendo ida y vuelta. Además, este es un lugar privilegiado para observar aves como las cigüeñas blanca y negra, la garza real, el buitre leonado o la grulla común, entre otras.
Otro motivo por el que no se entiende que no se un lugar más conocido es que es la zona con más kilómetros de costa dulce de España. Cuenta, nada más y nada menos, que con cinco pantanos y tres playas bandera azul: la playa de Peloche, la playa de Puerto Pena y Calicantos. Para rematar, el bonito pueblo de Puebla de Alcocer, donde se encuentra el castillo templario que mencionábamos antes, también se merece una visita.
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