este pasado domingo, 15 de junio, el Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS) de Francia –equivalente al CSIC en nuestro país– puso en marcha uno de los proyectos medioambientales más ambiciosos hasta la fecha. Entre 1956 y 1990, varios países europeos vertieron más de 220.000 barriles de residuos radiactivos en las aguas del océano Atlántico. Las consecuencias para el ecosistema marino podrían ser demoledoras, motivo por el que el centro de investigación francés se ha propuesto analizar estos residuos, situados –una gran parte– a 900 kilómetros al noroeste de Galicia.
Ante esta posible catástrofe ecológica, el país galo puso en marcha el proyecto NODSSUM, con el objetivo de medir el posible impacto medioambiental de los barriles. Más concretamente, el objetivo de la primera fase –que se prolongará hasta el 11 de julio– se centrará en cartografiar la principal zona de inmersión frente a las costas gallegas, de unos 6.000 kilómetros cuadrados. Esta campaña, en la que se combina física nuclear, biología y química marina, busca comprender el comportamiento de los radionucleidos en las profundidades del océano, así como su posible interacción con el ecosistema.
«El objetivo de nuestra misión es mapear y muestrear las zonas cercanas a estos residuos para entender el impacto que han tenido en este entorno», explicó el geólogo Javier Escartín al diario francés L'Express.
Dependiendo de los resultados de esta primera fase de la misión, está previsto que la segunda campaña movilice un robot operado remotamente o un submarino tripulado –el ROV Victor o el submarino Nautile– para realizar estudios y tomar muestras en las inmediaciones de los barriles.
En el caso del Atlántico, seis países monopolizaron estos vertidos. Atendiendo al estudio a un estudio realizado por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) en 1999, Reino Unido (74.052 toneladas) fue la nación que mayor cantidad de material radiactivo descargó en las aguas del océano Atlántico entre 1949 y 1982. Junto a Bélgica (23.100 toneladas), Países Bajos (19.162) y Francia (14.299), estos países monopolizaron la gran mayoría de los vertidos.
Tal como señala la investigación –titulada Inventario de los vertidos de residuos radiactivos en el mar–, a pesar de que no hay registros del peso total vertido por Estados Unidos, sí hay registros de los objetos (34.282) que yacen en el fondo del océano. Junto al país norteamericano, Bélgica (55.324 objetos) y Francia (46.396 objetos) fueron los países que más elementos vertieron sobre las aguas del Atlántico. Por su parte, la ya extinta Unión Soviética (URSS) y Japón priorizaron el vertido de material radiactivo en las aguas del océano Pacífico, dada su mayor cercanía con estos países.
Ante la grave práctica desplegada en los principales meses de la Guerra Fría, se prevé que la iniciativa francesa arroje un poco de luz sobre el inmenso vertido radiactivo realizado a lo largo del siglo XX, cuyas consecuencias podrían seguir perdurando décadas después frente a las costas españolas.
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