Beteve
Los propietarios explican las dificultades de cocinar, tanto por la falta de espacio como por la prohibición de tener freidoras
Si vas a alguna de las playas de Barcelona y quieres completar el baño de mar y sol con un buen moño, seguro que te irá bien saber cuál de los numerosos chiringuitos que hay en el litoral tiene una propuesta gastronómica cuidada. Para ayudarte, hemos ido de ruta y hemos visitado las tres que tienen una mejor puntuación por parte de los clientes. Hemos comprobado cuál es la oferta culinaria y los precios que te encontrarás.
1. Salvaje Two by Fousbury – calle de Sant Miquel (Barceloneta)
Primera parada. Con una puntuación de 4,4 entre los consumidores, el Salvaje Two se distingue por tener una de las vistas más espectaculares de la playa de San Miguel. Está situado justo al lado de L'estel ferit, la escultura icónica de Rebecca Horn.

Si analizamos su propuesta gastronómica, nos topamos con un condicionante que se repite en todos los chiringuitos barceloneses: el espacio reducido y la prohibición de disponer de freidoras dificultan ofrecer algunos clásicos de playa, como el pescado frito o las patatas bravas bien crujientes. Por eso muchos locales optan por productos precocinados de quinta gama, que se acaban de terminar en el microondas.
En el caso de las bravas, lo que hacen a menudo muchos locales es servir patatas hervidas al punto y acabadas al horno o a la sartén, o bien prefregidas y recalentadas, lo que les hace perder el crujiente característico. A pesar de las dificultades, en el Salvaje el resultado final de la tapa reina, a un precio de 7,80 €, es bastante digno.
La carta de cócteles es amplia, con precios que rondan los 12,90 € —elevados, aunque las vistas pueden compensarlo para algunos clientes. Hay refrescos por 3,90 € y la copa de cerveza sale por 4,90 €.

El éxito inesperado: chocolate con churros
A pesar del calor, el desayuno estrella de este bar de playa es el chocolate con churros (5,50 €), una opción sorprendentemente popular entre los turistas, incluso en verano. Sin embargo, las reinas absolutas son las hamburguesas y los fránkfurt con precios que oscilan entre los 12,90 € y los 17,90 €.

2. Vai Moana (Pantea Group) – playa del Bogatell
El segundo chiringuito con una puntuación superior a 4 es el Vai Moana, situado en la playa del Bogatell. Esta propuesta llega gracias a Pantea Group y es una de las licencias más veteranas de la ciudad, con 17 temporadas al pie del cañón.
Nicolás Mas, director operativo del grupo, nos explica que tienen mucho público local: "No podemos sobrevivir solo de los turistas". Admite que las licencias son caras y que conseguir que los números salgan no es fácil: "Sí, se puede hacer negocio, pero solo si lo tienes todo calculado al milímetro. Es duro".

Un paseo por la carta
En Nicolás Mas destaca que el plato más solicitado también es la hamburguesa. "La que preparamos aquí es realmente muy buena". Además, también sirven sartén de la casa, pan con tomate, jamón "y también opciones más saludables e incluso alternativas veganas". En cuanto a los precios la hamburguesa sale por 16 € con patatas fritas y la sartén de calamares, langostinos y mejillones vale 23 €. Si preferimos un poco de perno ibérico, la media ración sale por 23,5 €.

Los cócteles tienen un precio que oscila en los 14 €, los refrescos, 4 € y la cerveza se paga a 4,5 €. En cuanto al equipo humano, Mas destaca que está "bien estructurado". "Ahora mismo somos tres camareros, cuatro personas en sala y tres en la barra. Algunos de nuestros empleados hace 10 años que están con nosotros y eso no es muy habitual en hostelería".

3.- BeGay – playa de la Mar Bella
La última de los chiringuitos que visitamos es la BeGay. Tiene una nota de 4,1 sobre 5 en las reseñas en internet y se enorgullece de aglutinar en sus mesas a la comunidad LGTBI. De hecho, con la celebración del Festival Circuito, este chiringuito se llena de gom a gom.
En este caso, hablamos con el Israel Flores, el propietario: "Nosotros estamos aquí desde hace 11 años y ya nos hemos consolidado también con el público del barrio. Al ser un guiño de referencia para la comunidad LGTBI, es también un espacio muy integrador y todo el mundo se siente muy cómodo. No podemos perder de vista que esta playa de la Mar Bella, es una playa de barrio y eso no se ha perdido".
Una carta reducida para adaptarse al espacio
Flores, como el resto de restauradores consultados apunta: "La prisa es nuestro enemigo más claro. Los clientes quieren comer rápido y volver al agua a hacer un baño y todos lo hacen a la misma hora. Flores también se queja de la falta de espacio y cómo los limita a la hora de poder ofrecer una carta variada.


Es cierto que BeGay no tiene el mejor emplazamiento y el chiringuito queda un poco apartado del centro de la ciudad, pero eso juega a su favor, sobre todo en lo que se refiere a los precios, un poco más suaves que al resto. Otra de las opciones con mucha demanda es el plato de medio kilo de costillas en la barbacoa, por 29 €.

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