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La llegada del verano es sinónimo de vacaciones. Los españoles no dudan ni un instante en lanzarse fuera de sus dominios por tierra, mar y aire para poder disfrutar de unos días de merecido descanso. El problema es que nada es gratis. Hay quienes ahorran todo el año para poder costearse unos días en la playa o un viaje al extranjero; pero también están a los que siempre les pilla el toro y tienen que endeudarse si quieren tener unas verdaderas vacaciones.
Esta tendencia se ha incrementado en los últimos años y en la actualidad más de un 16% de los españoles recurre al crédito para pagar sus viajes, según datos de Asufin (Asociación de Usuarios Financieros). Esta práctica supone, obviamente, un encarecimiento extra de las vacaciones.
No obstante, ese extra puede dispararse si no hemos estado atentos a las condiciones que nos plantean para la concesión del préstamo. Por ejemplo, para unas vacaciones de 10 días, optar por una tarjeta de crédito en lugar de por un préstamo personal cuesta, de media, un 80,5% más caro, según datos de Kelisto.
La compañía especializada en soluciones de ahorro afirma que si necesitas financiar una escapada o unas vacaciones, "la forma más barata de afrontar la operación es hacerlo mediante un préstamo personal, en lugar de utilizar una tarjeta de crédito". "De media, pagar a plazos una escapada corta (de 4 días) para dos personas con tarjeta te costará un 64% más que hacerlo con un préstamo (29,5 euros más en intereses)", según sus cálculos.
"Si lo que necesitas es financiar unas vacaciones más largas (10 días) hacerlo con tarjeta de crédito te costará un 81% más caro: para un gasto medio, acabarás pagando 85 euros más en intereses", precisa.

"Antes de optar por un viaje financiado hay que tener claras dos cosas: la primera, que pagar las vacaciones en cómodos plazos siempre tiene un coste y, la segunda, que la operación puede llegar a salir muy cara si no se compara entre productos y se elige el más adecuado", advierten desde Kelisto.
El problema que tiene esta práctica es que puedes perder el control de tus finanzas personales sin darte cuenta y entrar en una espiral de deudas de la que es complicado salir. Porque en la actualidad cuando solicitas financiación rápida o una tarjeta de crédito, a menos que figures en una lista de morosos, te la van a conceder sin hacer ningún estudio de solvencia para comprobar si puedes saldar esa deuda.
El 'efecto bola de nieve'
Esta ausencia de mecanismos para controlar la morosidad en determinadas entidades conduce en muchas ocasiones a los consumidores al sobreendeudamiento como consecuencia del conocido como 'efecto bola de nieve', que hace referencia a la acumulación incontrolada de deudas. Sería parecido al resultado que se produce cuando una bola de nieve rueda sobre la ladera de una montaña: al principio es pequeña, pero conforme va descendiendo va acumulando más nieve y su tamaño es cada vez mayor.
Y es que cuando no podemos afrontar la devolución de los pagos exigidos por las entidades de crédito y nos vemos obligados a volver a solicitar otro préstamo para hacer frente al anterior tenemos un serio problema. No en vano, esta decisión "conduce directamente al peligroso 'efecto bola de nieve', que genera la acumulación de deudas por la incapacidad de ir devolviendo las anteriores", asegura Asufin.
"El sobreendeudamiento es uno de los principales problemas que se presentan cuando no llevamos un control de nuestras finanzas. Si no prestamos atención a ir aumentando nuestros ahorros en un determinado porcentaje y los ingresos que recibimos se equiparan casi con los gastos, nuestro bolsillo sufrirá daños que costarán revertir",
Las tarjetas de crédito, los minicréditos o las tarjetas revolving son alguno de los productos financieros existentes que pueden acabar generando el 'efecto bola de nieve' debido a que sus altos intereses acaban convirtiendo la deuda en inasumible para muchos ciudadanos.
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