jueves, 30 de octubre de 2025

Canal Curiosidades : El secreto metalúrgico del antiguo Egipto: así fabricaban bronce arsenical hace 4.500 años

 


 Un estudio confirma que los talleres de la isla de Elefantina, en Asuán, utilizaban “speiss”, un subproducto rico en hierro, arsénico y níquel, para fabricar aleaciones avanzadas siglos antes del bronce de estaño

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Los primeros metalúrgicos egipcios conocían mucho mejor su oficio de lo que se pensaba. Un nuevo estudio publicado en la revista Archaeometry revela que, ya durante el Reino Antiguo (2600–2200 a.C.), los artesanos de la isla de Elefantina, en Asuán, producían bronce arsenical mediante una técnica controlada y deliberadaLo hacían utilizando speiss, una mezcla metálica rica en hierro, arsénico y níquel generada durante la fundición de minerales de cobre con compuestos de hierro y arsénico. El hallazgo supone una de las evidencias más antiguas de metalurgia avanzada en África, mucho antes de la introducción del bronce de estaño en el Mediterráneo oriental.

Elefantina, situada en el extremo sur del Egipto faraónico, frente a la actual Asuán, fue durante siglos un punto estratégico de comercio y de conexión con Nubia y el desierto oriental. El yacimiento, excavado por arqueólogos alemanes y checos, ha revelado restos de hornos, escorias y fragmentos metálicos que datan del Reino Antiguo. En ellos, los investigadores han identificado una concentración excepcional de arsénico y cobre, indicativa de un proceso de producción intencional y no accidental. Los autores del estudio subrayan que Elefantina habría funcionado como centro metalúrgico regional, alimentado por las minas de cobre y minerales arsenicales del desierto oriental.

Mejora la dureza y resistencia del cobre

El término speiss, designa esta mezcla metálica formada principalmente por hierro, arsénico y níquel, anteriormente mencionada, y que surge como subproducto al fundir minerales complejos. En este caso, los antiguos egipcios habrían descubierto que el speiss podía emplearse para aumentar la dureza y la resistencia del cobre, mejorando sus propiedades sin necesidad de estaño. El resultado era un bronce arsenical más brillante y menos quebradizo, ideal para fabricar herramientas, armas y ornamentos. La presencia de residuos de este material en los hornos de Elefantina indica que los artesanos no solo comprendían sus efectos, sino que sabían manipular la temperatura y el oxígeno durante la fundición para obtener resultados consistentes.

Los investigadores aplicaron técnicas de microscopía electrónica de barrido (SEM-EDS), difracción de rayos X (XRD) y análisis isotópico de plomo para estudiar las escorias, los fragmentos de mineral y los objetos metálicos encontrados. Estas pruebas permitieron determinar tanto la composición elemental como el origen geológico de los minerales empleados. Los resultados demuestran que el arsénico no procedía de contaminación natural, sino que fue añadido intencionalmente durante la fundición, lo que convierte el proceso en uno de los primeros ejemplos documentados de ingeniería metalúrgica deliberada en la historia.

Requería un conocimiento sobre los procesos químicos

El control técnico que exigía el uso de speiss revela un conocimiento sorprendente de los procesos químicos. Fundir cobre en presencia de arsénico requería temperaturas superiores a los 1.000 grados y un dominio preciso de la atmósfera del horno para evitar la volatilización del arsénico, altamente tóxico. Los autores sugieren que los artesanos egipcios debieron desarrollar prácticas empíricas para minimizar la exposición a los vapores y aprovechar las ventajas mecánicas del material, anticipando técnicas que no se generalizarían en otras culturas hasta mil años más tarde.

Elefantina, un punto clave en la actividad económica

Más allá del logro técnico, el estudio sitúa a Elefantina dentro de una red de intercambio económico y tecnológico mucho más compleja de lo que se pensaba. Las minas de cobre del desierto oriental, cerca de Wadi Dara y Gebel Zeit, y las rutas comerciales que unían el Alto Egipto con la costa del mar Rojo habrían suministrado las materias primas necesarias. Esto sugiere que la metalurgia no era una práctica marginal, sino una actividad organizada y jerarquizada, posiblemente bajo supervisión estatal, destinada a abastecer la administración y los talleres de templos y tumbas.

El hallazgo obliga a reconsiderar la cronología de la innovación metalúrgica en Egipto. Hasta ahora se creía que las aleaciones complejas, como el bronce arsenical, se difundieron desde Asia Menor hacia el valle del Nilo en épocas posteriores. Sin embargo, la evidencia de Elefantina apunta a una invención local o a una adaptación independiente, contemporánea de las primeras experiencias de fundición en Mesopotamia e Irán. Egipto, por tanto, habría participado activamente en la primera gran revolución tecnológica de la humanidad: la del metal.

Para los autores, estos resultados abren una nueva etapa en la comprensión del desarrollo científico del antiguo Egipto. Lejos de ser solo un centro de poder político y religioso, el país del Nilo fue también un laboratorio de innovación técnica, capaz de integrar conocimiento empírico, recursos naturales y organización social para transformar la materia prima en herramienta, símbolo y patrimonio. “El dominio del fuego y del metal, concluye el estudio, fue una de las bases invisibles sobre las que se construyó la civilización faraónica”, señala la investigación.

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