jueves, 6 de noviembre de 2025

Canal Curiosidades : La NASA revela que las Voyager cruzaron una “pared de fuego” a 50 000 grados en el borde del Sistema Solar

 

Un hallazgo histórico a casi cincuenta años del lanzamiento

En 1977, la NASA lanzó las sondas Voyager 1 y 2 con una misión ambiciosa: explorar los confines del Sistema Solar y aventurarse hacia el espacio interestelar. Décadas después, ambas naves han cruzado la frontera invisible que separa la influencia del Sol del resto de la galaxia, encontrando algo inesperado en su camino: una región abrasadora, descrita como una "pared de fuego", con temperaturas de entre 30 000 y 50 000 kelvin (equivalentes a 54 000 a 90 000 grados Fahrenheit).

El borde del Sistema Solar: más allá de los planetas

Definir el límite del Sistema Solar no es sencillo. Puede entenderse como el punto donde terminan los planetas, o como el borde de la heliosfera, la enorme burbuja magnética creada por el viento solar, un flujo constante de partículas cargadas que emite el Sol.

Ese viento se expande mucho más allá de la órbita de Plutón, hasta que se topa con la resistencia del medio interestelar, la mezcla de gas y polvo que llena el espacio entre las estrellas. El punto en el que ambas fuerzas se equilibran se llama heliopausa, y marca la frontera entre nuestro sistema y el resto de la galaxia.

Según explica la NASA, "la heliosfera se comporta como la proa de un barco que avanza en el océano cósmico, generando una onda de choque a su paso". Esa onda es la que las sondas Voyager atravesaron al abandonar el dominio del Sol.

Una "pared" de calor extremo

Cuando Voyager 1 cruzó la heliopausa el 25 de agosto de 2012, y Voyager 2 lo hizo en 2018, ambas registraron temperaturas tan elevadas que los científicos las apodaron "la pared de fuego".

En ese punto, las partículas del viento solar se comprimen y se calientan por la fricción con el medio interestelar. Aunque el gas está extremadamente caliente, su densidad es tan baja que las naves no corren peligro: los átomos están tan separados entre sí que apenas hay colisiones, lo que impide que el calor se transfiera de manera efectiva.

La medición confirmó temperaturas de entre 30 000 y 50 000 kelvin, una cifra que impresiona si se considera que el Sol, en su superficie, alcanza aproximadamente 5 800 kelvin.

La frontera dinámica del Sol

Uno de los hallazgos más interesantes es que la heliopausa no es una frontera fija. Su posición varía con la actividad solar, expandiéndose y contrayéndose como si el Sol respirara.

Los científicos ya sospechaban que ese límite podía desplazarse, pero la confirmación llegó cuando las dos sondas cruzaron la frontera a distancias distintas: Voyager 1 lo hizo a unos 18 000 millones de kilómetros, mientras que Voyager 2 lo logró a unos 17 000 millones.

Esa diferencia respalda la idea de que el tamaño de la heliosfera cambia con los ciclos solares, influidos por las variaciones en la intensidad del viento y el campo magnético del Sol.

Una sorpresa magnética más allá de la heliopausa

Otro descubrimiento notable fue la orientación del campo magnético más allá del límite solar. Las mediciones de Voyager 1 habían mostrado que el campo exterior parecía alinearse con el interior de la heliosfera, algo que los científicos consideraron una coincidencia hasta que Voyager 2 confirmó el mismo resultado.

"La observación del magnetómetro de Voyager 2 confirma el hallazgo de Voyager 1: el campo magnético más allá de la heliopausa está alineado con el interior", explicó la NASA. Este detalle sugiere que las fronteras entre ambos entornos son más graduales y complejas de lo que se pensaba.

Medio siglo después, las Voyager siguen activas

Casi cincuenta años después de su lanzamiento, ambas sondas continúan enviando datos desde el espacio interestelar. Son los únicos objetos construidos por el ser humano que han logrado atravesar la heliopausa y seguir funcionando.

A pesar de su antigüedad, los instrumentos aún registran información valiosa sobre la radiación, el plasma y los campos magnéticos del entorno galáctico. Cada bit de datos que envían viaja más de 20 000 millones de kilómetros antes de ser recibido por las antenas del Deep Space Network en la Tierra.

Las Voyager han proporcionado la primera mirada directa al espacio que existe más allá del Sistema Solar, un territorio donde la influencia del Sol se disuelve y comienza el dominio interestelar.

Una frontera que sigue revelando misterios

La llamada "pared de fuego" no es un muro literal, sino una zona de transición energética donde dos vientos cósmicos se enfrentan. Allí, el plasma solar se frena, se calienta y cambia de dirección, mientras el medio interestelar comienza a dominar.

Los científicos consideran que estudiar esta región puede ofrecer pistas sobre cómo interactúan las estrellas con su entorno y cómo se forman las burbujas protectoras que permiten la vida en sistemas planetarios como el nuestro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Canal Noticias : Más de 300 trabajadores protestan en Can Ruti contra la presión asistencial y falta de personal

   CroniGlobal El comité de empresa tacha de "gestión nefasta" a la dirección del Hospital Germans Trias i Pujol Los sindicatos av...